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Cómo la conducción autónoma podría hacer progresar la equidad en la movilidad

18 de febrero de 2021

Aerial view of a city

Cuando pensamos en el transporte y en la forma en que nos movemos como sociedad, podemos pensar en él como un monolito singular que funciona de la misma manera para todos. En realidad, no todo el acceso a la movilidad es equitativo. Algunas personas y comunidades tienen menos opciones de transporte y enfrentan mayores riesgos al trasladarse del “punto A” al “punto B”. Estas dificultades a menudo se deben a una injusticia sistémica llamada inequidad en el transporte. Puede afectar todos los aspectos de la vida, desde acceder a la atención médica hasta llegar a la escuela y al trabajo. También afecta el tiempo que algunas personas pueden esperar vivir.

Los síntomas de la inequidad en el transporte, como la mayor cantidad de muertes de peatones y la menor cantidad de opciones de transporte, a menudo afectan más a las comunidades de bajos ingresos y a las minorías. 

Pero no tiene que ser así. La tecnología de conducción autónoma tiene el potencial de proporcionar opciones de movilidad seguras para los usuarios de carreteras y peatones, y complementar las redes de transporte público existentes para achicar las brechas de tránsito, lo que permite que más personas lleguen a la escuela, al trabajo y a la atención médica.

Problema: Mayor cantidad de muertes de peatones en comunidades de color.

Desde el momento en que salen de sus casas, las personas de color pueden enfrentar más obstáculos para llegar a sus destinos y amenazas a su seguridad mientras están en tránsito. En un estudio realizado en 2015 por la Universidad Estatal de Portland en Oregón y la Universidad de Arizona, se llegó a la conclusión de que es menos probable que los conductores se detengan para los peatones de raza negra que intentan cruzar la calle.

Debido a factores como la falta de infraestructura peatonal y el diseño deficiente de las carreteras, hay más muertes de peatones en las comunidades pobres y en las comunidades de color. De acuerdo con una investigación de Smart Growth America, la tasa de mortalidad de peatones para las personas de raza negra es dos veces más alta que la de las personas de raza blanca en los EE. UU. en promedio, y hasta tres a nueve veces más alta según el estado. Cuanto más pobre es una comunidad, más probable es que mueran peatones, según un análisis de Governing.

Complicando todo, como un planificador de transporte señaló en Bloomberg CityLab, los planificadores no siempre consultan a los representantes de las comunidades de color cuando implementan programas de seguridad en las calles, lo cual hace que no logren generar acuerdo y, a su vez, no logren abordar el origen de la inequidad en el tránsito. 

Oportunidad: La tecnología de conducción autónoma tiene el potencial de mejorar la seguridad vial. 

La tecnología de conducción autónoma tiene una fuerte promesa de seguridad vial. Puede diseñarse para estar constantemente alerta, seguir las leyes de tránsito y predecir lo que otros usuarios podrían hacer. Todo esto significa que la tecnología de conducción autónoma puede, en una fracción de segundo, tomar miles de millones de decisiones que toman en cuenta la seguridad de los usuarios de las carreteras, incluidos los peatones y los ciclistas

Problema: Las comunidades de color tienen menos opciones de transporte, y enfrentan distancias más grandes entre los intercambiadores de transporte.

Cuando las opciones de transporte local, especialmente el transporte público, son limitadas, los residentes enfrentan mayores desafíos para llegar a los lugares donde aprenden, trabajan y buscan atención médica. El Laboratorio de Información Urbana (Urban Information Lab) de la Universidad de Texas-Austin estima que hasta 4.5 millones de personas en 52 ciudades de los EE. UU. viven en “desiertos de transporte” donde los residentes, que son en gran medida personas de color de bajos ingresos, necesitan más transporte del que tienen disponible.

Las personas de estas comunidades a menudo enfrentan lo que los planificadores llaman el problema de la “primera y última milla”, o la dificultad para llegar a la primera parada de transporte público en sus viajes o para llegar a casa desde la última parada, porque se encuentran fuera del rango de lo que se considera transitable a pie, que generalmente se define como un cuarto de milla. Este problema también puede estar agravado por una falta de infraestructura segura para que lleguen a las paradas.

Oportunidad: La tecnología de conducción autónoma podría ayudar con el tránsito de la primera y última milla.

La tecnología de conducción autónoma podría ayudar a las agencias de tránsito locales a abordar el problema de la “primera y última milla” complementando las redes de transporte público existentes. Por ejemplo, los planificadores de Phoenix han explorado asociaciones con empresas como Waymo para proporcionar a más personas opciones seguras, confiables y convenientes para llegar a las paradas de transporte público. Waymo actualmente opera un servicio de transporte compartido autónomo en Phoenix, llamado Waymo One

Según el marco de equidad en la movilidad del Greenlining Institute, hacer que el transporte sea accesible significa mejorar el costo, la accesibilidad, la eficiencia, la confiabilidad y la seguridad, a la vez que se reduce la contaminación del aire.

Para las agencias de tránsito y los pasajeros, la tecnología de conducción totalmente autónoma podría ayudar a ampliar la infraestructura existente, ofrecer nuevas opciones de movilidad a poblaciones y vecindarios desatendidos, aportar mayor conveniencia y confiabilidad a través de modelos a pedido y mejorar la seguridad vial. La tecnología de conducción autónoma podría ayudar a reducir la brecha de la "primera y última milla" para conectar a más personas con el tránsito. Algún día, también podría reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire al proporcionar un transporte de pasajeros y carga más eficiente.

La equidad en el tránsito y el impacto ambiental a largo plazo

La movilidad compartida a largo plazo a través de flotas autónomas podría tener un impacto ambiental positivo. Las olas de calor impulsadas por el cambio climático y la contaminación del aire afectan a las comunidades de color con mayor intensidad. Las personas de color tienen tres veces más de probabilidades de vivir en una comunidad con menos parques y espacios verdes que podrían absorber el calor y mitigar las ondas de calor que son cada vez más comunes, lo cual impulsa un fenómeno llamado efecto de isla de calor urbana

Si el transporte autónomo continúa avanzando, con el tiempo podría liberar espacios en las ciudades que actualmente se utilizan para grandes estacionamientos para viviendas, tiendas de comestibles, centros de atención médica y parques. Las comunidades de bajos ingresos se beneficiarían desproporcionadamente de esto.

En su Marco para la Equidad en la Nueva Movilidad de 2017, TransForm instó a las ciudades y a los planificadores a tomar en cuenta la tecnología de conducción autónoma, a la que se refieren bajo el paraguas de “nueva movilidad”, al planificar para el futuro. Todas estas oportunidades potenciales significan que la tecnología de conducción autónoma podría ser parte de la reducción de la contaminación del aire en el futuro y, al mismo tiempo, permitir que las ciudades transformen las islas de calor urbanas, lo que resultaría en beneficios positivos para muchas comunidades diferentes.

Si bien la tecnología de conducción autónoma no es la única respuesta para los problemas que afectan la equidad en el tránsito, podría cumplir la promesa de hacer que las carreteras sean más seguras y accesibles para todos.